La deuda de préstamos estudiantiles es una carga financiera significativa para muchos estadounidenses y, a veces, puede llevar a considerar opciones extremas como la bancarrota. Comprender el papel del Capítulo 7 y el Capítulo 13 en este contexto es crucial para tomar decisiones informadas.
1. Bancarrota Capítulo 7:
– Bajo el Capítulo 7, los deudores pueden liquidar sus activos no exentos para pagar sus deudas y luego recibir una "cancelación" de la mayoría de las deudas restantes.
– Los préstamos estudiantiles generalmente no son cancelables bajo el Capítulo 7, lo que significa que el deudor seguirá siendo responsable de pagarlos incluso después de la bancarrota.
– Sin embargo, la cancelación de otras deudas puede liberar recursos financieros para pagar los préstamos estudiantiles de manera más efectiva.
2. Bancarrota Capítulo 13:
– El Capítulo 13 permite a los deudores crear un plan de pago estructurado durante tres a cinco años para liquidar sus deudas, incluidos los préstamos estudiantiles.
– Aunque los préstamos estudiantiles no se pueden cancelar fácilmente bajo el Capítulo 13, el plan de pago puede proporcionar un medio más manejable para hacer pagos mensuales y evitar el incumplimiento.
– Además, el Capítulo 13 puede ofrecer cierta protección contra el acoso de los acreedores y la ejecución hipotecaria, brindando estabilidad financiera mientras se trabaja para resolver la deuda.
3. Consideraciones Adicionales:
– Es importante considerar que cada caso de bancarrota es único y la elección entre el Capítulo 7 y el Capítulo 13 depende de la situación financiera y los objetivos del deudor.
– Además, las leyes de bancarrota están sujetas a cambios y pueden variar según el estado, por lo que es recomendable buscar orientación legal para evaluar las opciones disponibles.
En conclusión, tanto el Capítulo 7 como el Capítulo 13 de bancarrota pueden desempeñar un papel en el manejo de la deuda de préstamos estudiantiles. Mientras que el Capítulo 7 ofrece una cancelación limitada de deudas, el Capítulo 13 proporciona un plan estructurado para realizar pagos a lo largo del tiempo. La elección entre los dos depende de la situación financiera única de cada individuo y sus objetivos a largo plazo.